Redacción

Teoría del Derecho de la Naturaleza
TEORíA DEL DERECHO DE LA NATURALEZA
Por DR Molinari Chiarappa LIBRES / 01 de septiembre de 2023

No caces vicuña con armas de fuego, Coquena se enoja, me dijo un pastor.

Derecho Español

El debate que se da en el asunto de los Derechos de la Naturaleza, debemos de partir desde un compendio de pensamientos filosóficos; pensamientos éticos, filosóficos, contractualistas, de distintos autores que en la modernidad plantean los Derechos, que se pueden interpretar como los Derechos de la Naturaleza, aunque hagan mucho énfasis en los Derechos de los Animales.

¿Cómo podemos plantear esto como base del debate en el tema ambiental?

No sé, creo, en definitiva, que lo existente es una cuestión de concepción antropológica; básicamente, en toda cosmovisión, lo que se obtiene es una visión antropológica del ser humano con una respuesta a quién soy.
Por eso, creo que estoy llegando a la conclusión, de que, sin temor a equivocarme, por la forma en que se van dando los acontecimientos en nuestro planeta, que estamos llegando a un punto crucial; donde en una concepción antropocéntrica, situando al ser humano en el medio y todos los demás seres vivos, toda la naturaleza a su servicio, llega a su crisis.
Esto me llama poderosamente la atención; el hecho de que el reconocimiento de Derechos a agentes no humanos comienza con el Derecho Penal. ¿Por qué? Porque el Derecho Penal fue siempre tremendamente reaccionario; siempre un paso más adelante; más adelante, incluso, que el Derecho Civil.
Empieza con las leyes de protección contra la crueldad animal, en Inglaterra en el siglo 19. Despues, hacia fines del siglo 19 — principios del 20—, tenemos ya varias leyes que dominan varios países del resto de Europa. Se extiende a los EE. UU. y a muchos países de América.
La doctrina empieza a tratar de racionalizar esto diciendo, no, el bien jurídico no es del animal, sino del ser humano que lesiona sus sentimientos de piedad, etcétera. En realidad, todo eso son racionalizaciones que en el fondo están escondiendo la falsedad de una concepción antropocéntrica. Estamos en medio de la naturaleza y somos parte de la naturaleza; si no respetamos y reconocemos los Derechos de la naturaleza, desaparecemos todos nosotros.

¿Estamos considerando a los animales como máquinas? ¿Existe, en realidad, esta objetivación? ¿En realidad, ha variado en algo desde Bacon y Descartes?

Desde Bacon y Descartes, seguro que no. Bacon se murió de una pulmonía porque estaba viendo el efecto de la nieve en un pollo; estaba congelando un pollo, lo que despues hicieron los nazis, etcétera, entonces le da una pulmonía y se muere. Bacon fue el que puso en alerta a la sociedad al decir ¿para qué sirve la ciencia? ¿para dominar a la naturaleza? Quiero conocer a la naturaleza mediante la ciencia para dominarla. No, esto no es así.
Este método de saber para poder es el método que, tengo un sujeto y tengo un objeto; el sujeto quiere saber acerca del objeto, pero no quiere saber por saber, quiere saber para dominarlo. Entonces, supongamos, el sujeto es un humano y el objeto es una vaca; el sujeto le pregunta a la vaca y la vaca le contesta, con toda su vaquidad, mugiendo; mu le contesta, pero el sujeto, que sólo quiere saber para poder, no está en condiciones de deglutir todo lo que le dice el objeto, de asimilar todo lo que le dice el objeto. Lo único que puede asimilar, lo que está dispuesto a asimilar, y por ende sabe asimilar, sería lo que el objeto le dice para posibilitar su dominio.
El resto de lo que le dicen los objetos se le va acumulando encima, lo va aplastando; y si lo vemos etimológicamente esto resulta cierto. Puesto que “subiectus” significa empujar para abajo; “obiectus” es algo que se les tira en contra, se le eyecta en contra; la etimología misma nos muestra cómo funciona esto. Con esta forma de conocimiento de dominus Baconiana, el sujeto siempre está en una posición superior al objeto; es un conocimiento de señor, es un conocimiento de propietarios, es un conocimiento de dominus.
Descartes, trataba de explicarle que lo que tenía en el regazo la reina Cristina de Suecia era una máquina; la reina se resistía y le decía que no, que era un perro; mira, es un perro.
Ese es el racionalismo antropocéntrico que nutre, por supuesto, no le vamos atribuir a él todas las ideas de todos los resultados, pero es el que nutre de unas concepciones de antropologías que cada vez se vuelven más decadentes; es decir, sí, tenemos una cierta concepción antropológica iluminista, etcétera, que nunca se ocupó ni de la esclavitud, ni del colonialismo, porque eso estaba reservado para los blancos del norte; creo que en ese sentido logra su discurso más refinado en la filosofía de la historia de Hegel, donde también creo que es la mayor racionalización más fina, racionalización del victimante del colonialismo. Tan fina es y tan bien hecho está, que se la puede poner patas arriba; y si él habla de un espíritu de la humanidad, podemos hablar de un espíritu del sur; creo que si a Hegel, lo ponemos cabeza abajo, sale esto.
Pero despues de Hegel, no. Después de Hegel, empieza una cosa absolutamente grosera, el reduccionismo biológico Espenceriano; este es el que nos lleva al racismo y todas esas barbaridades. Después pasamos a un reduccionismo biológico optimista, por así decirlo; claro, el otro era reduccionismo biológico pesimista, de la raza superior, en la que navegaba el nazismo y esas cosas. Ahora tenemos esta concepción antropológica, donde ya entra la grosería total, que es en la que respondemos, permanentemente, en toda nuestra existencia a la ley de oferta y demanda. Esta es la concepción antropológica del autodenominado Neoliberalismo; que no es liberal y de neo no tiene nada, salvo que por neo se entienda cáncer. Sí, con todo este panorama, resulta que todo se reduce a que nos casamos, nos divorciamos, tenemos hijos, hacemos una carrera, nos dedicamos al arte, nos bañamos, no nos bañamos; ¿Por qué? Por ley de oferta y demanda. Entonces, uno ve como se va produciendo esa decadencia antropológica, este pensamiento.

¿Entonces qué papel juega este gran compromiso internacional que llega a partir de la conferencia de Estocolmo?

No, no hay ningún compromiso internacional válido. Y no lo va a haber hasta que no cambie la estructura del sistema económico. Las legislaciones que se han hecho son un deber ser, como los Derechos Humanos; son un deber ser, pero no lo son. Pasar del deber ser al ser, no es fácil. El Derechos es lucha, como dijo Rudolf von Ihering.
Si, perfecto, no niego la utilidad de eso porque sí, tiene utilidad porque se consciente algo; sí, lo pone en evidencia, pero una cosa es que algo sea vigente, como decía Kelsen, y otra es que tenga eficacia. De la vigencia a la eficacia hay un paso muy grande; y no solo es algo ambiental, creo que lo ambiental está intrínsecamente ligado a los Derechos Humanos, van hermanados; lo que sucede es que mientras este sistema económico mundial que estamos viviendo, este capitalismo financiero que no tiene nada que ver por tanto en el capitalismo productivo, que es una cosa absolutamente diferente, y que está llenando el mundo de papeles y de promesas de dinero que no existe; esto va al caos en algún momento, seguro. No porque yo sea Marxista, que no lo soy, pero ojalá lo fuera, porque si lo fuera estaría muy contento, porque diría que se acaba esto y viene el socialismo y vamos a hacer todos felices, no; no es así. Se acaba esto y no sé qué viene, ese es el gran y grave problema.

Entonces, diríamos que la lex mercatoria, ¿terminaría por imponerse?

Sí. Creo que lo que ha pasado con este fenómeno, sí. El capitalismo ha pasado por un momento de crecimiento, de instalación en la primera guerra; después de la primera guerra se pasa el centro a los EE. UU. y viene la gran depresión, viene un momento Keynesiano, un momento de equilibrio entre la pulsión capitalista de mayor ganancia y concentración de riqueza y la democracia. Esto da el comienzo a las grandes democracias, pero, esto ya se acabó, se terminó.
El capitalismo hoy se convirtió en financiero, promesas de pago, que, dicho sea de paso, nunca llegarán, y se liberó la democracia. Lo estamos viendo, a esto, lo estamos viendo; los políticos no tienen poder, las decisiones económicas las tomarán otros, capitalismo ahora en forma de corporaciones, conglomerados que compran y venden empresas como si fueran chuches. Bueno, y entonces ¿qué hacemos?; no nos olvidemos que son transnacionales, no son nacionales, no confundamos domicilio con nacionalidad. Se valen de los estados en que están domiciliadas, los usan como instrumentos; esto ya lo decía en el año 1961, Eisenhower, cuando se despedía de su mandato como presidente de los EE. UU., “tengo miedo porque me da la impresión de que los objetivos estratégicos de Estados Unidos están siendo cambiados por los objetivos del complejo industrial-militar”; eso considerando que él no era una blanca palomita, ni santo de mi devoción. Esto, precisamente es el grave problema, mientras esto siga, no hay límites.

Entonces, ¿qué futuro tenemos, como por ejemplo, estas salidas verdes que se están promocionando ahora? Ya sea de un cambio tecnológico de gran envergadura y, principalmente, ¿quién tendrá el acceso a los nuevos recursos y quién los va a dirigir?

Cuando Boaventura de Sousa Santos, dice que hay una epistemología del sur, está epistemología del sur, no significa que no incorpore nuevas técnicas, sino que las incorporan para usarlas conforme a ciertas pautas ética que corresponden a su tradición. Pero, bueno, en América no había caballos, los indios aprendieron a usarlo; se apoderaron del caballo y aprendieron a usar el caballo. Pero, claro, lo usaban conforme a sus principios, a su cosmovisión; incorporando muchas otras cosas también, claro, sin lugar a duda; pero, hay un verso de la puna argentina muy interesante que dice “no caces vicuña con armas de fuego, Coquena se enoja, me dijo un pastor”. Coquena era la deidad tutelar del medio ambiente, una versión de la Pachamama más o menos. Cuidado con esta interpretación, porque ellos también incorporaron el arma de fuego, sí, claro; pero, la usaron conforme a ciertas reglas.
Esto no es una relación de superioridad es una relación de fraternidad por eso es que en las culturas indígenas se puede dialogar con la montaña, se puede dialogar con los ríos, se puede dialogar con los animales. En la cultura eurocéntrica, no; el que hablaba con el hermano lobo era San Francisco de Asís; pero, si San Francisco de Asís apareciera hoy hablando con el hermano lobo, probablemente le pusieran el chaleco blanco. Esta es la, sustancialmente, diferencia en la forma de adquisición del conocimiento.
Pero, desde el punto de vista más de naturaleza jurisprudencial, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, acaba de establecer un precedente distinto al alejarse de su jurisprudencia tradicional que fue el comprender a los Derechos ambientales como interconectados con Derechos civiles como el Derecho a la vida, etcétera; ha sido una jurisprudencia que ha servido, tanto al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como a la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos; pero la Convención Americana sobre Derechos Humanos dio un salto al pasar de esa concepción a reconocer los Derecho recogidos en el artículo 26 como Derechos autónomos (del cual recomiendo encarecidamente su lectura).
Desde el punto de vista de lo operadores de justicia ¿qué se puede hacer? Pues, ante todo, observar lo siguiente; los jueces, fiscales, y demás operadores de justicia, no nacen de una incubadora; los formamos nosotros en las facultades de Derecho. Entonces, lo primero que tenemos que hacer es una revisión de la doctrina y de lo que estamos enseñando en las facultades de Derecho; porque si seguimos diciendo todas esas racionalizadas acciones de que, no, la víctima no es el animal, sino el sentimiento humano de piedad y cosas por el estilo, bueno, vamos a formar operadores de justicia en la lipotimia, ese es el problema.
Este pensamiento viene desde Italia, cosificando todo lo que no es humano; al cual se le oponen estas grandes novedades, el Restorative Justice, por ejemplo; bueno, soluciones reparadoras en lugar de soluciones punitivas. Bueno, pero cuál es la gran novedad. Cuando Colón llegó a América, los indígenas, ya tenían soluciones reparadoras en líneas generales. Ahora resulta que nos las venden como la “gran solución” que sale de la mente de algun iluminado que tenemos escribiendo leyes.

Pero, entonces, ¿el lenguaje tiene mucho que ver en como son nuestras respuestas respecto al medio ambiente? y, cuando estamos hablando de Derechos Humanos, Derechos Humanos Ambientales, cuando estamos hablando de Derechos Humanos de tercera generación, tenemos que ver que siempre ponemos a los humanos por delante y desde esa perspectiva ¿qué influencia hay, o ha existido? ¿será que estamos atados siempre a lo antropocéntrico? ¿seguimos sin reconocer los Derechos de la Pachamama, los Derechos de la naturaleza?

Creo que hay Derechos Humanos y Derechos de Personas no Humanas; pero, la vinculación está en que, si los Derechos Humanos no respetan los Derechos de las Personas no Humanas, van a desaparecer los Derechos Humanos porque van a desaparecer los humanos.
Somos parte de la naturaleza; la concepción antropocéntrica nos hace ser reyes o administradores de la naturaleza, pero no, no lo somos; somos parte de la naturaleza; y bueno, si lo asumimos, sí, hay que respetar los Derechos Humanos; pero, para eso es indispensable respetar los Derechos no Humanos. No agotamos la condición de persona, somos personas, pero hay otras personas cuyos Derechos debemos respetar.

Pero ¿quién era el titular del bien jurídico en el delito de maltratamiento de animales?

Acá vemos que algunos colegas penalistas eluden la respuesta y dicen, no, es el ser humano siempre. Fundamentalmente, se basan por el cauce de tres vías.
Una es cuando al decir, está afectando el sentimiento de piedad humana; en fin, el inconveniente que tiene esta, es que bueno, si el maltratamiento se produce en privado, no lo sabe nadie y en consecuencia no afecta a ningún sentimiento. Cosas que incluso, la vieja ley francesa y el viejo parágrafo del código alemán, exigía que se hiciese públicamente.
La segunda responde a una variante de esto; cuando al decir, bueno, no, cuidado, si alguien maltrata a un animal, que más o menos viene de Cesare Beccaria, si alguien maltrata a un animal corre el peligro de que de ahí pueda pasar a lo humano, una especie de tipo de sospecha, digamos.
La tercera era la protección del animal contra el maltrato a través de la protección del medio ambiente. Bueno, la segunda, el delito de sospechar, el tipo de sospecha es algo muy complicado en nuestro Derecho Penal y, esta, la tercera es muy difícil incorporar, por lo menos de incluir, el concepto de animal maltratado en lo que sería la fauna urbana.
Lo que siempre me parecieron estas racionalizaciones es que esquivan el problema del verdadero titular del bien jurídico. No faltaba otra que quizás era una derivación de la segunda, de ese delito de sospecha; es decir, que bueno, no, era la imagen del ser humano. Terrible, muy complicado esto, porque, naturalmente, el que maltrata a un animal, degrada la imagen del ser humano puede ser cierto; pero, inmediatamente podría decir que también degrada la imagen del ser humano el vagabundo, que también degrada la imagen del ser humano alguien con una sexualidad rara y me podría ir a una tipificación de delitos que no son delitos, que son criterios morales; con lo cual rompe aquella división de delito y pecado.
En nuestra ley, en nuestro Código Penal vigente, se dedica todo un Título “De los delitos contra los animales”. En él se habla de el que causare la muerte, lesiones, etcétera, a un animal. Lo que viene siendo sujeto pasivo; dicho de otra manera, la víctima.
Es decir, que nuestro Derecho positivo, de alguna manera, concibe que la víctima del delito de maltratamiento es el animal. Aunque no faltará quien que diga, eso es un error de la ley; Bueno, no, ¿un error de la ley? No, cuidado con eso; es la Ley y punto.
Según, Robert von Hippel, que fue un tratadista de gran trascendencia en el Derecho Penal alemán a fines del siglo 19, hace un estudio de Derecho comparado del propio Derecho alemán. Un estudio donde revisa, muy cuidadosamente, toda la historia de la tipificación de estos delitos de maltratamiento de animales, desde que comienza la década de 1820, en Inglaterra y después se extiende a todo el mundo anglosajón; y del mundo anglosajón pasa a Europa continental. Prácticamente, incluso, todos los códigos pre unitarios de la propia Alemania ya tenían de alguna manera tipificado el delito de maltratamiento de animales; de ahí pasa américa, etcétera.
En su estudio, Robert von Hippel, termina diciendo, no importa quién es el titular del bien jurídico, es decir, esquiva el problema; despues de una investigación tan profunda, tan acuciante, esquiva el problema. Lo curioso es que, quien sí claramente dice que el sujeto del bien jurídico es el animal fue Berner.
Berner pertenece a la escuela Hegeliana, lo cual llama poderosamente la atención; pero, fue el único que, muy tempranamente en el siglo 19, dice, no, dejémonos de tonterías y el titular del bien jurídico es el animal.
Claro, si es titular de un bien jurídico, es titular de Derechos y si es titular de Derecho es persona, no persona humana, pero sí persona. En consecuencia, esto motiva ver la relación, en el ámbito del Derecho, del ser humano con el animal y, efectivamente, es una relación tortuosa, complicada, pero, donde sí hay un momento de división de aguas, es el exabrupto de Rene Descartes.
Como decíamos anteriormente, para Rene Descartes, la racionalidad era exclusivamente humana y quien no fuera racional era una máquina; entonces, los animales eran máquinas.
Esto, era tremendamente funcional para abrir la posibilidad de cualquier cosa sobre la naturaleza; es decir, todo lo que no fuera humano era irracional y todo lo irracional podría ser explotado, usado, etcétera, sin ningún límite. Claro, en el momento de la revolución industrial parecía que resultaba bastante funcional; pero, era algo contrario a la evidencia, el perro es un perro, el caballo es un caballo y la vaca es una vaca; era muy funcional, pero muy contrario a la evidencia.
Entonces, surgen distintas posiciones e incluso desde el racionalismo que supera aquella idea del antiguo régimen; sí, claro, es donde había una dualidad; la dualidad venía de dos cosas importantes; por un lado de que Dios, o sea en una concepción totalmente teocrática, había creado al mundo y a la naturaleza como nuestro domicilio, entonces, pueden ser los amos y los administradores; y frente a esto, en la edad media y hasta el renacimiento, se penaban animales, había juicios contra animales; ya en el antiguo régimen, había una dualidad. Pero cuando viene la revolución industrial, y viene el racionalismo, y viene el iluminismo, etcétera; bueno, esa dualidad se acentúa; porque, claro, nadie sostiene, a pie juntilla, las cosas de Descartes.
Esa dualidad se la ve muy claramente en la máxima expresión del racionalismo de la época. Fue Kant quien, realmente, dice que sí, que no hay Derecho de los animales, pero hay obligaciones del ser humano para con los animales. Bueno, si hay obligaciones, tienen que surgir de algún Derecho ,claro; sin embargo, él no fue un filósofo tartamudo, pero se queda tartamudeando frente a la relación del humano con el animal.
En esta cuestión y en esta discusión jurídica de la relación del ser humano con el animal, lo que hay en el fondo es una cuestión de antropología filosófica, del concepto mismo de lo humano. Me va convenciendo de esto cuando me meto realmente a ver como se fueron legitimando las distintas etapas del colonialismo y que concepto antropológico correspondió a cada una de ellas, que concepto del ser humano correspondió a cada una de ellas.
La etapa teocrática, la etapa del primer colonialismo originario, el genocidio de la colonización americana es una etapa en la cual, de alguna manera, se percibe algo parecido a lo de Descartes. Pero, ya con el humano; aquel que no comparte mi cultura está violando el Derecho natural y puedo matarlo.
En la tesis de Ginés de Sepúlveda, en la famosa polémica con Bartolomé de las Casas y, por supuesto, el que no comparte nuestra cultura es el animal, claro, por supuesto; pero, también el indio y también el negro.
Después viene otro momento en que se sostiene lo mismo, pero, en una manera mucho más refinada. Se sostiene por una vía idealista, por una vía de progreso de lo humano y por distintas teorías del conocimiento. Lo que se va haciendo es que desde el animal hasta lo humano ha ido en la línea evolutiva; entonces, está el animal que es animal, está alguien que es medio animal y están los humanos; por supuesto, los humanos siempre eran los colonizadores o los detentadores del poder; ¿los medios humanos quiénes eran? los colonizados y las mujeres.
Es decir, una línea continua que se pudo sostener por vía idealista Hegeliana, por ejemplo, o por una vía krausista, en la concepción, no de que todo es naturaleza, pero todo se da en la naturaleza, de Krause. Despues, directamente, esto se vuelve más grosero, más rudimentario; es la grosería del racismo de Spencer.
Ahí ya entramos a hablar de una simplificación, a una grosería, a un reduccionismo biologista que es, realmente, abominable. Del animal pasamos a las razas inferiores, que esos eran los medios animales, pero ya con argumentos biológicos; es decir, si lo más evolucionado de lo humano, los humanos tal cual se auto concebían, se encontraba en Europa, fundamentalmente, en el sector norte, quiere decir que el resto era medio animal, colonizados, pobres, etcétera; este es, simple y sencillamente, el racismo en versión biologista, directamente; en versión Espenceriana.
De modo que esto contrasta frontalmente con el respeto a la naturaleza de los pueblos colonizados; claro, cuando uno lee la historia, la historia escrita del norte, se dice, bueno, eran así porque eran economía de subsistencia. Si despreciaban la naturaleza, quiere decir, que iba a llegar un momento dado, en que iban a desaparecer ellos. Es como si nosotros, en la actualidad, incendiáramos todos los supermercados; era racional lo que hacían, simple y sencillamente; pero, no se lo concibe así desde un capitalismo productivo que busca siempre una mayor ganancia. Esto pasa hasta nuestros días, donde este colonialismo asume una característica muy, pero muy, particular que es la de un colonialismo financiero.
Es decir, hoy día se ha liberado el capitalismo financiero de todo control político, ese es el problema; entonces, corre conforme a sus funciones de mayor ganancia, que son propia del capitalismo; pero, sin bozal, corre hacia un suicidio. Suicidio del propio sistema, pero que, al mismo tiempo, nos está suicidando a todos a través de la destrucción del medio ambiente.
El vínculo con los Derechos Humanos es íntimo, porque, insisto, esta cuestión de relación del humano con el animal cada una de las soluciones o de las respuestas, está mostrando una concepción antropológica y en esta decadencia de concepción antropológica, primero tenemos esta concepción teocrática, no teológica, sino que teocrática porque teológica fue la de Sepúlveda. Sin embargo, después tenemos esta concepción idealista que es donde alcanza la mayor fineza, la de Hegel. Es decir, el indio desapareció en contacto con el europeo, el africano no entro en la humanidad porque se quedó en el umbral, y así todo eso pertenece al mundo animal, de alguna manera; un humano muy inferior y los verdaderos humanos somos nosotros los del norte de Europa; Hegel es eso, la filosofía de la historia de Hegel se sintetiza a eso.
En consecuencia, todo lo otro no deja de tener en el fondo, de disimular en el fondo, esta vieja cosa que había dicho de una manera que no se podía repetir por ser inverosímil, por ser evidentemente falsa, que era la de Descartes. Pero después viene la pregunta directamente, de ¿qué somos? y bueno; somos, un montón de células organizadas de determinada manera que van evolucionando, etcétera.
Esto creo que es el problema fundamental; llegamos hoy a un momento dado donde directamente ya no se plantean las cosas en esos términos, ese es el problema. Se pretende que las Ciencias Sociales se autonomicen y no tiren puentes entre ellas, y en consecuencia, el Derecho se reduce a una construcción lógica de normas, en normativismo jurídico puro; y esa construcción lógica de normas es válida en tanto no sea contradictoria, lógicamente contradictoria, en su interior. No la discuta nadie con un dato empírico porque lo que yo digo es coherente interiormente.
En el campo psicológico el funcionalismo hace algo medianamente parecido, no me lo discuta nadie porque yo entiendo a la sociedad de esta manera y cada cosa cumple una función; el funcionalismo rabioso, quiero decir, no el otro funcionalismo.
En economía, ya no se habla más de economía política, sino que se habla de ciencia económica y también el valor de verdad de lo que digo en la coherencia interna del propio sistema que construyo; y no incorporo los datos de las otras ciencias sociales que me aportan datos de la realidad. Hoy claro que no se sostiene en este mundo actual el reduccionismo biologista, no; pero se sostienen un reduccionismo economista, nos manejamos con la ley de oferta y demanda.
Esa ley de oferta y demanda no tiene que tener absolutamente ningún límite, y como no tiene absolutamente ningún límite, tampoco tiene el límite de la destrucción de las condiciones de habitabilidad humana de nuestro planeta.

Entonces, ¿hacia dónde nos lleva este cambio y que debería tener este cambio bajo la perspectiva de los Derechos de la Naturaleza?

Si nosotros partimos de que afectar el medio ambiente es afectar a los Derechos Humanos porque afecta a la vida, a la salud de las personas, etcétera, nos mantenemos ante una posición antropocéntrica, ese es el problema; hacemos una posición geocéntrica y decimos, cuidado, nosotros estamos en el medio y somos parte de eso, y bueno, la concepción es totalmente distinta; tengo que respetarlo porque es, punto; tengo que respetarlo porque si no, rompo todo este equilibrio.
Por supuesto que no son Derechos Humanos, pero, a todos los animales hay que reconocer el Derecho a que no desaparezca su especie; esos son los Derechos de no humanos que deben tener vigencia entre nosotros.
El problema que tenemos en este momento, como decimos anteriormente, es que el capitalismo apeló al keynesianismo durante la posguerra; después apeló a fabricar dinero a lo loco, con el patrón oro, hasta que desaparece todo esto en 1971 con Nixon, generando inflación etcétera; después se agotó eso porque, evidentemente eso no funcionaba; ahora genera promesas de pago futuro y endeudamiento loco por todos lados, endeudamiento que no se va a poder pagar nunca. Nunca los EE. UU. va a poder pagar dos veces su PBI, si hubiera producción para pagar eso, se agota el planeta directamente; no queda nada.
Entonces, todo esto es una gran ficción; el problema es que estamos llegando a un límite donde, hace 5 años, Francisco dijo “esto no se sostiene”. Los que no se sostiene es el capitalismo financiero; bueno, pero hace 5 años la cosa no era tan grave como ahora; después de los dos años de pandemia, se cayó el PIB del mundo, aumentó la deuda y subieron los Coeficientes de Gini, los indicadores de concentración de riquezas.
Estamos al borde de la crisis de un sistema, ¿qué viene después? el problema no es para alegrarse tampoco, porque no hay un sistema disponible y viable de recambio; entonces, no estaría mal que lo empecemos a pensar ahora entre seres vivos humanos y no humanos.
Creo que la famosa soberanía de los estados se ha diluido; esa política pública se convertido en la línea de las transnacionales y realmente ahí no hay un interés, sino un utilitarismo, directamente.
Muchas veces cometemos el error de seguir hablando de izquierda y derecha cuando en realidad tendríamos que hablar de autodeterminación o colonialismo; en versiones distinta, por supuesto. Este no es el colonialismo originario, donde se llegaba con una bandera y se hincaba en la tierra; tampoco es el neocolonialismo, donde se establecían repúblicas oligárquicas con posterior implantación de la seguridad nacional; pero sí, es un tardo colonialismo financiero.
Entonces, señores, hablar de izquierda y de derecha es un simplismo de donde pusieron sus glúteos los diputados franceses hace 250 años.
Todo esto va a generar una circunstancia tan urgente que, en algún momento, sí, va a haber que reestructurar todo el sistema mundial, todo el Derecho Internacional, todo el sistema político, naciones unidas, etc.
Esto no es que lo va a determinar ninguna voluntad política, ni cultural, etcétera; la va a determinar el desastre. Yo no creo que esta pandemia la haya generado un chino que se comió un murciélago, no; obviamente, nosotros estamos desequilibrando sistemas, estamos eliminando especies, le estamos sacando su alimentación, algunas especies no tiene a otras que la compensa y se reproduce de más o la otra que pierde la fuente de alimentación se va a alimentar con otro alimento que no lo hacía hasta en ese momento; y consecuentemente eso produce cambios en el mundo microscópico que es donde empezó la vida; y entonces tenemos todo este tipo de problemas, por ende, creo que, así como la famosa gripe española hace 100 años, con transformaciones insólitas que hicieron en EE.UU. y despues se trasladaron a Europa, etcétera, lo de ahora es algo medio parecido a lo que sucedió hace 100 años. Y como ahora, desapareció de golpe, bueno, no es que desapareció de golpe, sino que se produjo una transformación del virus.
Con la diferencia que hace 100 años, la inmunidad producida se realizó despues de matar a 50 millones de personas, y hoy por efecto de la vacuna. Llama la atención la distribución inequitativa que se hizo de la vacuna; afortunadamente, da la impresión de que en África no se produjo el desastre que era previsible que se podía producir. Muy probablemente porque áfrica tiene la mayor parte de su población rural no concentrada en ciudades; pero, sí, indiscutiblemente, tenemos un mundo en que cada día tenemos una mayor concentración de riqueza; en que esa concentración de riqueza no para; en que esa concentración de riqueza se vale de delitos y en macro delitos, macro estafas como la del 2008, extorciones, vaciamientos de estados por medio de los endeudamientos; en fin, la criminalidad organizada más fuerte del planeta.
Tercerizando algunos agujeros como tráfico de cocaína, lo que se viene llamando tercerización de las bandas criminales organizadas; pero ¿se puede sostener este sistema? Yo creo, que como dice Francisco, por varios motivos, no se sostiene.
Lo importante de esto es que, creo, que cada vez más vamos enfrentando la necesidad de repensar; y en el campo de repensar, los Derechos de la naturaleza nos colocan en una exigencia de abandonar las bases filosóficas mismas sobre las que se han desarrollado las sociedades contemporáneas.

¡Cada vez que el ser humano define al animal, de alguna manera se está definiendo a sí mismo!



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